Según los expertos, nos dicen que a las edades de 24 a 36 meses, ellos sólo se enfocan en el descubrimiento e interacción con ellos mismos y el mundo que les rodea, ya que no requieren ni sienten la necesidad de compartir o formar un vínculo con alguien más.
El comportamiento empieza a cambiar aproximadamente a partir de los 3 años, cuando comienzan en su búsqueda por una interacción con sus iguales. Hay algunos pequeños que desarrollan estas habilidades con mayor facilidad y a otros les cuesta un poco más de trabajo. Si ha acudido a guardería desde pequeño, ya tiene algunas estrategias para poder comunicarse e interactuar con otros niñ@s, a diferencia de los que no han sido llevados.
Las habilidades sociales necesarias para relacionarse con otros niños se van desarrollando a partir de los 3 años, debes respetar el ritmo de desarrollo de tu hij@. No debes tratar de forzarle a relacionarse con otros niñ@s si no quiere. Tu función esencial como padre, es posibilitarle la interacción con sus iguales, ofrecerle oportunidades de estar con otros niñ@s, pero nunca tratar de obligarle a que se relacione con ellos de una manera que no quiera. Debes propiciar situaciones en las que tu hij@ esté con otros niñ@s y dejar que él determine de qué manera y en qué grado quiere interactuar con ellos. Poco a poco, irá sintiéndose segur@ y preparad@ para interactuar más intensamente.
Una de las razones porque no quisiera interactuar con otros niñ@s, podría ser debido a la timidez. A partir de la etapa en la que el cerebro está lista para jugar en grupo, aparece la vergüenza. Cuando tenemos vergüenza tenemos miedo a hacer el ridículo, a ser objeto de burla, al deshonor; es un sentimiento consciente que hemos experimentado todos en alguna ocasión, por lo tanto puede sumarse a las causas.
Otra podría ser cambios en su entorno, podríamos decir que algún cambio en su vida, como de escuela, residencia, divorcio o el comienzo de alguna nueva actividad, serían factores para se sintiera inseguro, por ello se recomienda acompañamiento en el proceso.
La dependencia a los padres y la sobreprotección puede jugar un papel importante en el tema, ya que lo vuelve incapaz de jugar con otros niños. No lo hace cuando sus padres están delante pero también puede ocurrir cuando no están. Puede corregirse, pero costará esfuerzo de ambos, la adaptación e interacción con otros.
Una de las opciones que te ofrecemos para que puedas integrar a tu peque en convivencia con otros, es en una reunión que realices en casa, ya sea por su cumpleaños o cualquier festividad, puedes incluir actividades como taller de cerámica, donde comparten colores y hasta etilos de como pintar su figura. Otra que nunca falla, es la contratación de un brincolín donde estarán jugando hacer historias, correr y brincar e indudablemente es un trabajo en equipo.